lunes, 15 de abril de 2013

Anécdotas de Carmen Escudero


Eramos un grupo de amigas y pensamos hacer una carroza para la romería, pero aquello fue una odisea con los preparativos. Cuando pudimos encontrar la carreta e intentamos ponerle encima un chozo, más bien parecía un molino de viento de los de Don Quijote que el dichoso chozo de lo que nosotros tenemos en nuestra tierra. Cuando terminamos no había sitio para nosotras, hubo que desmontarla y reducir el chozo y ajustar macetas, y así por lo menos asomar las cabezas. Todo esto es un recuerdo de lo más bonito de mi juventud.

Fueron pasando unos años, y con el tiempo ya hacíamos carrozas de flores con unos colores alegres, no sé si lo pasábamos mejor en la Romería o reuniéndonos todas las noches para hacer las flores de papel y los dibujos sobre la carroza. Llegamos a montarlas tan bonitas que un año nos dieron el primer premio de las Carrozas de la Romería. Fue pasando el tiempo nos hicimos tan aficionados que ya mayores hasta hace unos años hemos mantenido la costumbre.



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